La final de la Copa del Rey se acerca y la expectación es palpable. El Real Madrid y el FC Barcelona se enfrentarán el 26 de abril en el emblemático estadio de La Cartuja de Sevilla, pero los datos sobre la solicitud de entradas revelan una clara tendencia: la afición madridista está mucho más comprometida con su equipo que la culé.
En un reciente sorteo realizado por el club blanco, se han recibido un total de 46.922 peticiones de entradas, lo que demuestra el fervor de los seguidores del Madrid por asistir a este crucial partido. En contraste, los aficionados del Barcelona solo han solicitado 25.273 entradas, una cifra que se queda corta en comparación con la marea blanca que se espera en Sevilla.
Este desbalance en la demanda no solo refleja la pasión de los madridistas, sino que también pone de manifiesto una realidad preocupante para el Barcelona. A pesar de que el equipo azulgrana está disfrutando de una de sus mejores temporadas en años, liderando la Liga y alcanzando la final de la Copa del Rey, parece que no logra conectar con su afición de la misma manera que lo hace el Madrid.
El Real Madrid ha destinado un total de 26.031 entradas para sus socios, de las cuales 19.057 han sido sorteadas entre los aficionados que solicitaron su entrada. Por su parte, el Barcelona también cuenta con un número similar de entradas, pero la escasa respuesta de sus seguidores deja entrever una falta de entusiasmo que podría ser preocupante.
La situación se complica aún más si se considera que, a pesar de la cercanía de Sevilla a Madrid, los aficionados culés han presentado menos solicitudes en comparación con años anteriores, incluso en finales disputadas en la capital. En 2017, por ejemplo, solo se solicitaron 17.830 entradas para una final en Madrid, lo que sugiere que la distancia no es el único factor que influye en la asistencia de los aficionados.
En definitiva, la afición del Real Madrid ha demostrado una vez más su compromiso y pasión, mientras que el FC Barcelona se enfrenta a un reto de conexión con sus seguidores. La final de la Copa del Rey no solo será un duelo en el campo, sino también un reflejo de la lealtad y el fervor de sus respectivas aficiones.