En un giro inesperado de los acontecimientos, el Real Madrid se prepara para su encuentro contra el Deportivo Alavés sin la presencia de su experimentado técnico, Carlo Ancelotti. La razón de esta ausencia es la acumulación de tarjetas amarillas que le ha costado una sanción de un partido, tras protestar una decisión arbitral en el último choque contra el Valencia.
En su lugar, será su hijo, Davide Ancelotti, quien se sentará en el banquillo, asumiendo el rol de primer entrenador por primera vez en un partido oficial. Este encuentro es vital para los merengues, que buscan recuperar la confianza tras una semana complicada, especialmente después de la dura derrota en Champions ante el Arsenal, donde se encuentran en una situación delicada tras perder 3-0 en el partido de ida.
El encuentro en Mendizorroza no solo es crucial para mantener el ritmo en la Liga, sino que también representa una oportunidad para que el equipo demuestre su capacidad de reacción. Los vitorianos, dirigidos por Eduardo Coudet, llegan con la intención de dar la sorpresa y demostrar que son un rival a tener en cuenta. La presión recae sobre los hombros de Davide, quien, a pesar de su inexperiencia, ha estado al lado de su padre en el banquillo y conoce bien la filosofía del club.
La historia se repite para Carlo Ancelotti, quien ya había enfrentado una situación similar en su primera etapa en el club, cuando fue sancionado por protestar en un partido contra el mismo Valencia. En aquella ocasión, sus asistentes Paul Clement y Fernando Hierro tomaron el mando, pero ahora es su hijo quien tiene la oportunidad de brillar en un momento crítico.
El Real Madrid necesita urgentemente una victoria para no perder el paso en la lucha por el título, y la figura de Davide Ancelotti será observada con atención. La afición espera que el equipo pueda superar esta adversidad y demostrar que, a pesar de las dificultades, el espíritu del club sigue intacto. Con la mirada puesta en el partido de vuelta contra el Arsenal, el equipo debe salir a la cancha con determinación y hambre de victoria.
La pregunta en el aire es si Davide podrá manejar la presión de dirigir a uno de los clubes más grandes del mundo en un momento tan crucial. La afición merengue tiene la esperanza de que la sangre Ancelotti fluya en su hijo y que, a pesar de su juventud, pueda guiar al equipo hacia un triunfo necesario.