El Barcelona se presentó en Montjuïc con la necesidad de recuperar la confianza tras una serie de actuaciones decepcionantes. Sin embargo, lo que se vivió en el terreno de juego fue un auténtico vaivén de emociones que dejó a los aficionados con el corazón en un puño.
El encuentro comenzó con un Celta decidido a aprovechar las debilidades de su rival. Borja Iglesias, en un estado de forma espectacular, abrió la lata con un gol que llegó tras un error garrafal de Szczesny, quien midió mal su salida y dejó el camino libre para el delantero gallego. Este tanto, lejos de desanimar al Barcelona, pareció encender la chispa de la remontada.
Con el marcador 1-3 en contra y el tiempo corriendo en su contra, el equipo de Flick mostró una cara completamente diferente. La entrada de Olmo y Lamine Yamal revitalizó al conjunto culé, que comenzó a crear peligro constante. Ferran Torres, que había sido relegado al banquillo, se convirtió en el héroe inesperado al marcar un gol que reavivó las esperanzas de los locales.
Sin embargo, la actuación de Borja Iglesias fue la que realmente dejó huella en el partido. Con un hat-trick que lo consagró como el mejor jugador del encuentro, el delantero del Celta demostró su capacidad para aprovechar cada error de la defensa azulgrana. Su tercer gol, un remate preciso tras una asistencia de Carreira, parecía sellar el destino del encuentro, pero el Barcelona no se rindió.
La polémica también estuvo presente, con un posible penalti a favor del Celta que fue ignorado por el árbitro. Los aficionados culés no tardaron en expresar su descontento, mientras que los seguidores del Celta celebraban cada acción con fervor.
Finalmente, el Barcelona logró igualar el marcador en el tiempo de descuento, culminando una remontada que dejó a todos boquiabiertos. La cuenta oficial del club no tardó en hacer eco de la hazaña, lanzando un dardo a su eterno rival, el Real Madrid, al recordar su reciente fracaso en la Champions.
Con este resultado, el Barcelona se mantiene en la lucha por el título, pero las dudas sobre su rendimiento persisten. La próxima semana se enfrentarán nuevamente al Celta, esta vez en la final de la Copa del Rey, donde la presión será aún mayor. ¿Podrán los culés demostrar que son capaces de superar sus propios fantasmas?