El 26 de abril se vivirá una nueva edición del Clásico en el Estadio La Cartuja de Sevilla, donde el Real Madrid se medirá al FC Barcelona a partir de las 22:00. Este enfrentamiento, que ya de por sí genera una gran expectación, se ve aderezado por el hecho de que los merengues llegan tras haber sufrido dos contundentes derrotas ante su eterno rival en los últimos meses, con un total de nueve goles encajados en esos encuentros.
La Federación Española de Fútbol ha designado a Ricardo de Burgos Bengoechea como árbitro principal del encuentro, una elección que ha suscitado críticas en el entorno madridista. De Burgos, que ya ha dirigido tres Clásicos, no es visto con buenos ojos por los aficionados del Madrid, quienes recuerdan la polémica expulsión de Cristiano Ronaldo en la Supercopa de España de 2017, un episodio que aún resuena en la memoria colectiva del club.
Los números también juegan en contra del Real Madrid, que ha cosechado 16 victorias, 4 empates y 5 derrotas en los 25 partidos que ha arbitrado De Burgos. En contraste, el Barcelona ha salido victorioso en 25 de los 31 encuentros que ha dirigido el colegiado, lo que refuerza la sensación de que el equipo culé tiene una ventaja en este aspecto.
La sombra del VAR
El uso del VAR también se presenta como un tema candente en la previa de este Clásico. Mientras que el Real Madrid ha expresado su desconfianza hacia el sistema, acusando a los árbitros de perjudicarles en decisiones clave, el Barcelona ha defendido su implementación, argumentando que les ha favorecido en varias ocasiones. Este contraste de opiniones ha alimentado la polémica y la desconfianza hacia el colectivo arbitral, que ya se encuentra bajo el escrutinio de ambos clubes.
En un reciente comunicado, el Real Madrid ha señalado que el VAR ha sido utilizado para "sacar al Madrid de LaLiga", tras anular un gol de Vinícius y no sancionar un posible penalti a Bellingham. Por su parte, el Barcelona ha celebrado decisiones del VAR que han cambiado el rumbo de partidos, como el penalti señalado en su reciente remontada ante el Celta de Vigo.
Con todo esto en juego, la final de la Copa del Rey no solo será un espectáculo futbolístico, sino también un escenario donde se pondrán a prueba las decisiones arbitrales y la credibilidad del sistema. Los aficionados esperan que los protagonistas sean los jugadores y no las decisiones de los árbitros, aunque la historia reciente sugiere que la polémica está asegurada.