El Barcelona se prepara para una noche decisiva en el Giuseppe Meazza, donde se jugará su futuro en la Champions League ante el Inter de Milán. Tras un emocionante empate 3-3 en el partido de ida en Montjuïc, los culés necesitan más que nunca el apoyo de su afición, que se ha movilizado en masa para este crucial encuentro.
Un total de 4.121 aficionados se desplazarán a la ciudad italiana, un número que supera cualquier otro desplazamiento de esta temporada en Europa. Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de seguidores, el Barcelona llega a un estadio donde históricamente ha tenido problemas. En sus últimas ocho visitas, solo ha logrado salir victorioso en dos ocasiones, lo que plantea serias dudas sobre su capacidad para avanzar a la final de Múnich.
Un desafío en un campo hostil
El Inter, conocido por su sólida defensa, ha encajado solo 8 goles en 13 partidos europeos esta temporada, lo que pone de manifiesto la dificultad que enfrentará el equipo de Hansi Flick. A pesar de que el Barcelona ha mostrado un ataque potente, con 40 goles en su haber, la fragilidad defensiva, evidenciada en el partido de ida, podría ser su mayor enemigo.
Los culés han reconocido sus errores en el último encuentro, donde permitieron que el Inter se pusiera 2-0 en el marcador. La presión está sobre ellos para corregir esos fallos y demostrar que pueden manejar la tensión de un partido de tal magnitud. La afición espera que la lección haya sido aprendida, pero el historial reciente en este estadio no invita al optimismo.
El regreso de Lewandowski y la incertidumbre de Lautaro
El delantero Robert Lewandowski ha superado su lesión y formará parte de la expedición, aunque no se espera que sea titular. En su lugar, Lamine Yamal, Olmo, Raphinha y Ferran Torres podrían ser los encargados de liderar el ataque culé. Mientras tanto, el Inter mantiene la duda sobre la participación de Lautaro Martínez, quien se ha estado recuperando de una distensión.
El ambiente en el Giuseppe Meazza será electrizante, con una afición local que no escatimará esfuerzos para apoyar a su equipo. El Barcelona, aunque llega con la moral alta tras conquistar la Copa del Rey y tener un pie en LaLiga, deberá demostrar que puede superar no solo a un rival formidable, sino también a un entorno hostil que ha sido su talón de Aquiles en el pasado.
La cita está marcada para esta noche y el mundo del fútbol estará atento a ver si el Barcelona puede romper su maldición en Milán y avanzar hacia la final de la Champions. La presión está sobre ellos, y el tiempo dirá si están a la altura del desafío.