El 26 de enero de 2023 marcó un antes y un después en la historia de los derbis madrileños. En una acción que trascendió el ámbito deportivo, un grupo de ultras del Atlético de Madrid perpetró un ataque racista contra el jugador del Real Madrid, Vinicius Jr., colgando un muñeco con su camiseta en un puente de la ciudad. Este acto, que fue ampliamente cubierto por los medios de comunicación, ha llevado a la Fiscalía a solicitar penas de hasta cuatro años de prisión para los responsables.
Durante su declaración en el juicio, Vinicius relató cómo se sintió al ver el muñeco colgado: “Fue un día muy triste para mí. Desperté y vi que había colgado un muñeco con mi camiseta. Me afectó en todo. No sabía si estaba en peligro yo o mi familia”. Estas palabras reflejan el impacto emocional que tuvo en el jugador, quien se preparaba para un partido crucial contra su eterno rival.
Un ataque que va más allá del fútbol
Vinicius ha dejado claro que este ataque no es solo un episodio de rivalidad deportiva, sino un acto de racismo que se ha vuelto demasiado común en el fútbol. En su testimonio, afirmó: “Fue por mi color de piel y por odio hacia mi persona. Especialmente cuando juego en el Metropolitano, me pasa muchas veces”. Este tipo de incidentes no solo afectan a los jugadores, sino que también envían un mensaje peligroso a la sociedad.
La Fiscalía ha imputado a los cuatro acusados, identificados como miembros del grupo ultra conocido como Frente Atlético, por un delito contra los derechos fundamentales y ha solicitado una indemnización de 6.000 euros por los daños morales causados a Vinicius. La acusación particular, que representa al Real Madrid, se ha adherido a la solicitud del fiscal, subrayando la gravedad de los hechos.
El juicio, que se celebrará en la Audiencia Provincial de Madrid, es un paso crucial en la lucha contra el racismo en el deporte. Vinicius, que no podrá asistir a la vista oral en junio debido a su participación en el Mundial de Clubes, ha expresado su deseo de que se haga justicia y que este tipo de actos no queden impunes.
La comunidad futbolística y la sociedad en general deben unirse para erradicar el odio y la intolerancia que aún persisten en el deporte. La imagen de un muñeco colgado en un puente no debe ser la representación de la rivalidad entre dos grandes clubes, sino un recordatorio de que el fútbol debe ser un espacio de respeto y convivencia.