El Santiago Bernabéu se convirtió en el escenario de una de las despedidas más emotivas en la historia del fútbol, al decir adiós a Luka Modric y Carlo Ancelotti, dos figuras que han dejado una marca indeleble en el Real Madrid. La afición, con los ojos llenos de lágrimas y el corazón rebosante de recuerdos, se reunió para rendir homenaje a estos dos íconos que han sido parte fundamental de la historia reciente del club.
La jornada, que en un principio parecía carecer de relevancia, se transformó en un evento memorable. A pesar de que el partido contra la Real Sociedad no tenía implicaciones en la clasificación, el ambiente en el estadio era de celebración y nostalgia. Los aficionados abarrotaron las gradas, dispuestos a despedir a dos leyendas que han contribuido a la grandeza del club.
Toni Kroos, excompañero de Modric, no quiso perderse este momento. El alemán, que también se despidió el año pasado, estuvo presente para rendir homenaje a su amigo y compañero de mediocampo. Juntos, Modric y Kroos, junto a Casemiro, formaron un trío que dominó Europa y conquistó cuatro Champions League, dejando una huella imborrable en la historia del club.
La despedida de Modric fue un momento de pura emoción. El partido se detuvo para rendirle un merecido homenaje, con un pasillo que simbolizaba el respeto y la admiración que todos sienten por él. La imagen de Modric, junto a Kroos, evocó recuerdos de grandes noches europeas y de un dominio absoluto en el fútbol mundial. El madridismo se sintió orgulloso de haber sido testigo de su grandeza.
En un día que quedará grabado en la memoria de todos los aficionados, el Santiago Bernabéu se despidió de Modric y Ancelotti como se merecen: con un aplauso ensordecedor y el reconocimiento de que su legado perdurará por siempre. El Real Madrid cierra un capítulo glorioso, pero la historia continúa. Mañana, el periódico saldrá de nuevo, y con él, la esperanza de un futuro brillante.