El Santiago Bernabéu fue testigo de una jornada inolvidable que quedará grabada en la memoria de todos los aficionados del Real Madrid. Luka Modrić, uno de los más grandes ídolos de la historia del club, se despidió del fútbol profesional en un ambiente cargado de emoción y respeto. La afición, que llenó las gradas, no escatimó en aplausos y cánticos para homenajear a un jugador que ha dejado una huella imborrable en el equipo.
El momento culminante llegó en el minuto 86, cuando el cartelón del cuarto árbitro mostró el número de Modrić. El estadio se detuvo, y todos los presentes se pusieron en pie para rendir homenaje a una leyenda. La Real Sociedad, rival de la jornada, también se unió al tributo, formando un pasillo que simbolizaba el respeto hacia el croata.
Pero lo que nadie esperaba fue la aparición de Toni Kroos, quien, tras un año de su propia despedida, decidió estar presente en este emotivo adiós. Al finalizar el partido, Kroos se acercó al banquillo y, en un gesto que conmovió a todos, se fundió en un abrazo con Modrić. Este abrazo no solo representó una amistad forjada en el campo, sino también el cierre de una era dorada para el Real Madrid.
La conexión entre Kroos y Modrić ha sido fundamental en el éxito del equipo en la última década. Juntos, han conquistado 28 títulos, y su compenetración en el centro del campo ha sido clave para el juego del equipo. La despedida de Modrić no solo marca el final de su carrera, sino también el cierre de un capítulo en la historia del club que muchos consideran el más exitoso.
Durante el partido, la afición no dejó de corear el nombre de Modrić, y cuando llegó el momento de su sustitución, el estadio estalló en una ovación que resonó en cada rincón del Bernabéu. Las lágrimas en los ojos del croata eran un reflejo del cariño que ha recibido a lo largo de su carrera en el club. En sus palabras de despedida, Modrić agradeció al club, a sus compañeros y a la afición, dejando claro que su amor por el Real Madrid perdurará para siempre.
El presidente Florentino Pérez, visiblemente emocionado, también se unió a los homenajes, reconociendo la importancia de Modrić en la historia del club. La jornada culminó con un sentido homenaje que, sin duda, quedará en la memoria de todos los madridistas.
La despedida de Luka Modrić no solo fue un adiós a un gran futbolista, sino también a un símbolo de humildad y dedicación. Su legado perdurará en el corazón de los aficionados, quienes siempre recordarán sus hazañas en el césped del Bernabéu. Hala Madrid y gracias, Luka, por todo lo que has dado.