En una jornada que quedará grabada en la memoria de los aficionados, el Real Madrid se enfrentó a la Real Sociedad en su último partido de la temporada, donde el ambiente en el Santiago Bernabéu era de pura emoción y nostalgia. La afición no solo celebraba el cierre de una campaña, sino que también rendía homenaje a dos figuras emblemáticas: Luka Modrić y Carlo Ancelotti, quienes se despiden del club tras una etapa llena de éxitos.
El encuentro comenzó con un dominio claro del equipo local, que mostró su intención de cerrar la temporada con una victoria. En el minuto 38, el delantero francés Kylian Mbappé se encargó de abrir el marcador al convertir un penalti, un momento que desató la euforia en las gradas. Aunque su primer intento fue detenido por el portero rival, el astro galo no falló en el segundo intento, anotando su gol número 30 en esta Liga y el 42 de la temporada.
Antes de ejecutar el penalti, Mbappé recibió palabras de aliento de su compañero Modrić, quien le dijo: “No te pongas nervioso, tira tú, que te juegas un premio muy grande…”. Este gesto no solo refleja la camaradería en el vestuario, sino también la grandeza de Modrić, quien prefirió ceder el protagonismo a su compañero en lugar de buscar su propio gol en su despedida.
A pesar de que la afición clamaba por ver a Modrić lanzar el penalti, el capitán demostró una vez más su espíritu de equipo, priorizando el éxito de Mbappé en su lucha por la Bota de Oro. Este tipo de acciones son las que han hecho que el croata sea querido y respetado no solo en el Real Madrid, sino en el mundo del fútbol en general.
Un adiós inolvidable
La atmósfera en el Bernabéu era mágica, con tifos y cánticos que celebraban la carrera de Modrić y Ancelotti. Los aficionados madridistas se unieron en un emotivo homenaje, recordando los innumerables logros que ambos han traído al club. La despedida de estos dos íconos marca el fin de una era, y el club se prepara para un nuevo capítulo.
El partido continuó con el Real Madrid buscando ampliar su ventaja, mientras los seguidores disfrutaban de cada momento, sabiendo que estaban presenciando el cierre de una etapa gloriosa. Con cada jugada, cada pase y cada gol, el legado de Modrić y Ancelotti se hacía más evidente, dejando una huella imborrable en la historia del club.