El pasado sábado, el Santiago Bernabéu se convirtió en el escenario de una de las despedidas más emotivas en la historia del Real Madrid. Luka Modric, el legendario centrocampista croata, se despidió de su afición en un ambiente cargado de emoción y gratitud. Durante el trayecto en autobús hacia el estadio, el jugador no pudo contener las lágrimas al saber que estaba a punto de jugar su último partido en casa.
La Real Madrid TV capturó el momento en que Modric, visiblemente emocionado, intentaba secarse las lágrimas mientras su compañero le ofrecía consuelo. Al llegar al Bernabéu, los aficionados comenzaron a corear su nombre, creando un ambiente de celebración y homenaje que perduró durante todo el encuentro.
Cuando el croata fue sustituido, el estadio entero se puso en pie para brindarle una ovación que resonó en cada rincón del coliseo blanco. Sus compañeros y rivales formaron un pasillo en reconocimiento a su grandeza, un gesto que simboliza el respeto y la admiración que ha cosechado a lo largo de su carrera.
Al finalizar el partido, Modric se dirigió a la afición con un discurso lleno de emoción. Entre lágrimas, expresó su agradecimiento al club, al presidente Florentino Pérez, a sus compañeros y a su familia. “Ha llegado el momento que nunca quise que llegara… pero ha sido un viaje largo y maravilloso”, confesó el croata, quien también destacó que el mayor trofeo que se lleva consigo es el cariño de los aficionados: “El mayor trofeo que he ganado es vuestro cariño y el amor que me habéis dado todos los días”.
Modric, que aún tiene un reto por delante en el Mundial de Clubes, dejó claro que su deseo es cerrar su etapa en el club con un último título. “Ojalá estemos a la altura con un nuevo entrenador y celebrarlo con nuestra gente”, afirmó, mostrando su ilusión por seguir sumando éxitos.
La despedida de Luka Modric marca el final de una era dorada en el Real Madrid, pero su legado y el cariño del madridismo permanecerán imborrables en la historia del club. Con más de una década defendiendo el escudo blanco y siendo el jugador con más títulos en la historia de la entidad, su huella es indiscutible.