Joan García está a un paso de convertirse en el nuevo guardameta del FC Barcelona, tras el pago de su cláusula de rescisión de 25 millones de euros más el IPC correspondiente. Este movimiento, que se espera sea oficial en las próximas horas, ha levantado ampollas en la afición del Espanyol, que ve en esta decisión una traición a los colores blanquiazules.
El club azulgrana ha realizado el depósito necesario en la sede de LaLiga, y ahora solo falta la validación de la operación por parte del organismo. Una vez que se confirme, García firmará un contrato que lo unirá al Barça por seis años, hasta 2031. Este acuerdo no solo representa un nuevo capítulo en la carrera del portero de Sallent, sino que también marca el inicio de una nueva era en la portería del Barcelona.
Sin embargo, la llegada de García plantea interrogantes sobre el futuro de Marc-André ter Stegen, quien, a pesar de tener contrato hasta 2028, se encuentra en una situación complicada. La dirección deportiva del Barça tiene la intención de reunirse con el alemán para discutir su futuro, aunque Ter Stegen ha dejado claro que no tiene intención de abandonar el club fácilmente. La presión aumenta, ya que el portero alemán aspira a ser titular en la selección de Alemania para el próximo Mundial de Estados Unidos, México y Canadá.
La afición del Espanyol, por su parte, se siente traicionada por la decisión de García de unirse al eterno rival. Tras nueve temporadas en el club, su salida ha sido recibida con desdén y decepción. Salvador Illa, presidente de la Generalitat y aficionado perico, expresó su descontento, aunque intentó suavizar la situación diciendo que preferiría que el jugador se uniera a un equipo catalán.
El Espanyol, mientras tanto, espera la confirmación oficial de LaLiga para poder comunicar la salida de su portero. La afición blanquiazul está ansiosa por saber cómo se despedirá García, quien ha sido un ídolo en el RCDE Stadium. Las redes sociales parecen ser el escenario más probable para su despedida, aunque el contenido de su mensaje será crucial para calmar los ánimos de los seguidores.
En resumen, la llegada de Joan García al Barcelona no solo es un movimiento estratégico para el club, sino que también es un reflejo de las tensiones que existen en el fútbol catalán. La afición del Espanyol se siente herida, y el portero deberá encontrar la manera de reconciliarse con aquellos que lo apoyaron durante su carrera en el club perico. La próxima semana promete ser intensa, con la oficialización del fichaje y la inevitable despedida de un jugador que ha dejado huella en el Espanyol.